Cime da ormeggio

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¡Hora de amarrar! Bienvenido a la página de nuestro comercio electrónico dedicada a los cabos de amarre, elementos esenciales en el mundo de la cabos de barco Entre los accesorios para embarcaciones, los cabos de amarre de están sin duda entre los que más se discuten: ¿cuál es el mejor cabo de amarre? ¿Qué longitud debe tener? ¿De qué material debe estar hecha? ¿Y se debe...

¡Hora de amarrar! Bienvenido a la página de nuestro comercio electrónico dedicada a los cabos de amarre, elementos esenciales en el mundo de la cabos de barco

Entre los accesorios para embarcaciones, los cabos de amarre de están sin duda entre los que más se discuten: ¿cuál es el mejor cabo de amarre? ¿Qué longitud debe tener? ¿De qué material debe estar hecha? ¿Y se debe empalmar? Y si es así, ¿cómo? Las preguntas, en definitiva, son infinitas, por lo que, en esta página dedicada a la venta de cabos de amarre, hemos decidido incluir una breve guía para ayudarle a elegir el cabo adecuado para su embarcación, sea del tipo y tamaño que sea.

¿Por qué es tan importante la elección del cabo de amarre?

Paseando por los muelles, no es nada raro ver sábanas viejas o drizas recicladas convertidas en cabos de amarre. De hecho, existe un pensamiento bastante extendido que da poco valor a la calidad real de los cabos de amarre, mientras que en cambio se tiende a buscar la máxima calidad para todos aquellos cabos que tienen que ver directamente con las velas. Pero, ¿es realmente racional este razonamiento? Pues bien, a excepción de las carreras, hay que subrayar que esta forma de razonar es completamente falaz. Piénsalo: cualquier driza y escota, si no está excesivamente desgastada, cumplirá sin duda su función, sin arruinar las velas de ninguna manera y sin poner en peligro a la tripulación. Pues bien, imagina ahora que ves signos de desgaste en esa misma driza y, por tanto, decides utilizarla como cabo de amarre. ¿Qué ocurrirá después de que la centésima racha de viento azote a los barcos amarrados en el muelle?

Vamos, que tú también habrás oído a algún marinero decir que los cabos de popa y de proa deberían ser capaces de levantar todo el barco. Entonces, ¿por qué reciclar como cabo de amarre una driza que, en su opinión, ya ni siquiera tiene la tensión necesaria para cumplir su función original? El mayor peligro al que se enfrenta cualquier embarcación es el de la orilla, y ésta durante el amarre se encuentra a pocos centímetros de nuestro casco: ¿por qué multiplicar el riesgo utilizando cabos de amarre inadecuados?

Lo que necesitas, pues, son cabos de amarre capaces de resistir los tirones generados por el viento y las olas.

¿Qué tipo de línea puede amortiguar mejor estos movimientos amenazantes?

Los materiales utilizados para fabricar cabos de amarre: méritos y deméritos

En general, puede elegir entre cabos de amarre de tres materiales diferentes, a saber:

Líneas de amarre de nylon

los cabos de amarre de este material son, con mucho, los más elásticos, ya que se estiran hasta un 40%. La mayor ventaja de estos cabos de amarre es, por tanto, su excelente resistencia a la tracción. Sin embargo, entre las desventajas está el típico endurecimiento progresivo de la cuerda debido al paso del tiempo.

Cuerdas de amarre de poliéster

los cabos de amarre de poliéster son los más comunes. Son menos elásticas que las cuerdas de nailon, ya que no se estiran más de un 15%, pero siguen funcionando suficientemente bien por un precio más barato.

Cuerdas de amarre de polipropileno

el polipropileno ofrece un rendimiento comparable al del poliéster. En este caso, sin embargo, hay que destacar un marcado deterioro con el paso del tiempo, lo que hace que este material sea más adecuado para fabricar otro tipo de cuerdas.

La elasticidad es, sin duda, la característica número uno a tener en cuenta a la hora de comprar un cabo de amarre. No es necesario insistir en el hecho de que el barco, en el puerto, no está estacionado sobre un asfalto inamovible, sino sobre un agua en constante movimiento, con un modo de olas que sigue estresando el casco. A todo esto hay que añadir el viento: seguro que no queremos que todas estas tracciones se ejerzan directamente sobre el barco, ¿verdad? Pues bien, para que los cabos de amarre los absorban, es necesario que tengan una buena elasticidad.

Pero, ¿qué significa que un cable sea elástico? Pues bien, para ser considerada como tal, una línea no sólo debe estirarse cuando se le somete a una determinada tracción: no, una vez liberada también debe volver a sus dimensiones normales -siempre que la tracción ejercida no acabe superando sus límites mecánicos-.

Por lo tanto, es comprensible que las drizas viejas no puedan constituir de ninguna manera líneas de amarre válidas. No sólo eso, al ser viejos, carecen de la fuerza necesaria. Además, estos cabos son menos elásticos que los cabos de amarre y, por tanto, no aseguran bien el barco al muelle

Elección de un cabo de amarre en función del tipo de cable

Los cables no sólo varían en tamaño y material. No, como puede verse entre los cabos de amarre a la venta en esta página, también hay importantes distinciones en cuanto a su fabricación. En general, se puede hablar de cuerdas clásicas de tres hilos, de cuerdas de doble trenzado o de cuerdas de línea cuadrada, cada una de las cuales se distingue por características diferentes, que se combinan y relacionan con el tipo de material utilizado.

Un cabo de amarre de tres hilos garantiza un coste de compra asequible, pero hay que destacar que, para un mismo diámetro, este tipo de cable se caracteriza por unas cargas de rotura inferiores. Por lo tanto, para obtener un buen rendimiento, será necesario aumentar el diámetro del cabo de amarre seleccionado. Las cuerdas de doble trenza y de línea cuadrada, en cambio, son más resistentes, más manejables y más suaves. El cabo cuadrado, además, tiene la ventaja de que no teme a los nudos, esos molestos pliegues de la cuerda que a veces se interponen y bloquean el flujo de la misma.

¿Cuántas cuerdas de amarre se necesitan?

Pero, ¿cuántas cuerdas se necesitan para el amarre? Esto depende del tipo de amarre que se vaya a realizar. Empecemos por el amarre en el muelle, concretamente desde la perpendicular (popa). En este caso, se necesitarán cuatro cabos, dos de los cuales deberán ser tan largos como la eslora de la embarcación, mientras que los otros dos deberán ser el doble de largos. Sin embargo, al considerar la longitud de los cabos de amarre, hay que tener en cuenta que, al amarrar en el muelle, se tiende a atar un cabo doble en la cornamusa, para aumentar la elasticidad y hacer más rápida la fase de desamarre.

En cambio, para amarrar al costado se necesitarán un total de 6 cabos: los 4 ya mencionados más 2 travesaños tan largos como la embarcación (aunque algunos dicen que los travesaños deben ser simplemente más largos que la manga máxima del barco). Sin embargo, si por alguna razón se quisiera amarrar a la inglesa utilizando sólo 4 cabos, habría que dar una doble tarea al cabo que rodea la cornamusa de proa: éste tendría que actuar también como muelle de retorno.

Las dimensiones de los cabos de amarre

Ya hemos mencionado cómo se calcula la longitud de los cabos de amarre: en la mayoría de los casos, de hecho, uno puede conformarse con 2 cabos tan largos como el barco y otros 2 el doble de largos.

Sin embargo, estas fórmulas no son suficientes ni correctas en todos los casos. A veces, por ejemplo, se necesitan cabos de amarre más largos: esta es la situación en la que se encuentran muy a menudo quienes tienen que amarrar con cabos en tierra, lo que no es nada raro para quienes se encuentran navegando, por ejemplo, por la costa turca. En este caso, la longitud de la línea de amarre cambia en función de la distancia real a la costa.

En cuanto al diámetro, hay una regla igualmente sencilla, que suele garantizar que tendrá una línea lo suficientemente fuerte (en caso de duda, por supuesto, debe considerarse el diámetro mayor). La fórmula en cuestión consiste en tomar la longitud de la embarcación, sumarle 4 y transformarla en milímetros: ése será el diámetro necesario para el cabo de amarre de tu barco.

Sin embargo, como ya hemos visto, los diferentes materiales de construcción de las líneas de amarre requieren diferentes diámetros. Las cuerdas de nylon, al ser las más elásticas, requieren un diámetro menor. Consideremos un barco de 14 metros, para el que será necesario utilizar un cabo de amarre de nylon de 18 milímetros de diámetro. En cambio, en el caso de una cuerda de poliéster, el diámetro de la cuerda a utilizar para esa misma embarcación deberá aumentar a 20 milímetros.

Accesorios para cuerdas de amarre

Para conservar los cabos de amarre el mayor tiempo posible, es aconsejable equiparlos con accesorios especiales llamados disipadores de energía (o, a veces, compensadores y amortiguadores). Existen dos tipos diferentes de disipadores, los de muelle metálico y los de materiales engomados. ¿Cuáles son las principales diferencias?

Ambos amortiguan el efecto del movimiento de las olas para que la embarcación esté más cómoda y los cabos de amarre se conserven el mayor tiempo posible. Aunque los objetivos son comunes, los caminos tomados son diferentes. En el primer caso, se utiliza un muelle metálico, mientras que en el segundo se utiliza un compensador de goma. Sin embargo, la platina metálica es propensa a la corrosión (desventaja que se mitiga optando por el acero cromado) y, además, produce un molesto chirrido que, con mar gruesa, suele resultar bastante desagradable, tanto para los propios pasajeros como para los de las embarcaciones situadas en el mismo muelle. Por otro lado, la boya de amarre de goma no teme la corrosión y no produce ningún tipo de ruido.

En esta sección también es posible adquirir una tobillera de empalme, que es una herramienta que facilita la operación de empalme en líneas giratorias.

Uso de cabos de amarre

Todos los marineros italianos lo saben muy bien: los muelles están siempre llenos de gente y barcos. A pesar de ser un país con un asombroso número de metros de costa por habitante, y de contar con un número reducido de embarcaciones en comparación con la cantidad de agua que nos rodea, en Italia hay muy pocos amarres y muy concurridos. Por lo tanto, amarrar la propia embarcación significa, en la mayoría de los casos, realizar maniobras en espacios reducidos, y eso no es todo: estas operaciones también deben realizarse frente a un probable público del muelle, que a menudo sólo está allí para sonreír ante los errores del navegante. Y no nos referimos sólo a las maniobras erróneas o a los toques arriesgados, sino también a las dificultades para poner en orden los cabos de amarre.

En definitiva, no basta con comprar los mejores cabos de amarre: también hay que saber cómo disponer mejor estos cables esenciales según el tipo de amarre que se vaya a realizar. Y no nos referimos sólo a la necesidad de hacer un amarre mediterráneo (perpendicular al muelle) o un amarre inglés (paralelo al muelle). También es cuestión de tener en cuenta las variables presentes en el barco de uno, y por lo tanto de todos los accesorios de amarre a bordo, desde los bolardos hasta los pasacabos, pasando por las distintas anillas.

Lo que cuenta, por último, es realizar el mantenimiento adecuado de las líneas, que deben revisarse periódicamente y cuidarse con los métodos adecuados. Pero, ¿cuáles son las señales de alarma que nos advierten del desgaste real de un cabo de amarre? El primer factor a comprobar es el aspecto de la cuerda, que puede tener varios defectos. Basta con mirar la cuerda a contraluz para notar cualquier daño en la superficie, denotado por una pérdida generalizada de pelo externo. Otro signo importante es la decoloración progresiva de los colores típicamente vivos de las cuerdas, así como una creciente dificultad para separar una madera de otra. Esto no es todo: entre los principales síntomas de la vejez de una cuerda está también el aumento de su rigidez, que es cada vez mayor a medida que disminuye su elasticidad.

Ningún cabo de amarre, incluso el mejor, puede obviamente durar para siempre. Sin embargo, es posible retrasar al máximo su jubilación mediante un comportamiento correcto y un buen mantenimiento. Para ello, hay que resguardar las cuerdas cuando no se utilicen y lavarlas periódicamente para eliminar la dañina sal que se esconde entre los maderos. Otra precaución muy útil es tomar medidas para evitar las abrasiones, utilizando forros de goma si es necesario.

Bien, ahora ya sabes cuáles son los principales factores que debes tener en cuenta a la hora de comprar un nuevo cabo de amarre para tu barco. Y si tiene alguna otra pregunta, no dude en ponerse en contacto con nosotros

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